Vivo actualmente en Algeciras. Es una ciudad muy intensa, una zona de mucho tránsito, como una olla a punto de explotar: Gibraltar, África a un paso, polución, Tarifa, parajes naturales, llanitos, spanglish, contrabando, gente peculiar...
Fali es el vecino mecánico. Su esposa me espía asomada con la bata, puesta todo el día. Él es simpaticón. Arregla los coches y cobra la voluntad. Hoy le pagué el arreglo de mi viejo Peugeot, ya que perdía aceite. Se ha puesto contento y se ha ido a lavarme el coche a una gasolinera.
Me ha avisado para que baje. Acorde con el entorno que me rodea, he bajado vestida como una mendiga, que es como ando por casa.
Desprende olor a marihuana; de hecho tienes dos buenas plantas que observo cómo crecen, desde la terraza de mi hermano.
Sus hijos son ninis; pero parecen buena gente. Van y vienen todo el día en moto. No sé qué se traerán entre manos. Quién sabe.
Ya huele a verano, y Fali sigue arreglando coches en la puerta de su casa, con unas bermudas de flores de colores, saludando a todo el mundo.